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domingo, 29 de junio de 2014

Edad Moderna

Durante el siglo XVI, Albacete continuó su lento, aunque progresivo crecimiento, llegando a contar con 5.000 habitantes. Durante este siglo, en 1526, Carlos I regalará el señorío de Albacete a su esposa, la emperatriz Isabel de Portugal como presente de boda, permitiendo la instalación en la población de diversas órdenes monacales (franciscanos, justinianas o agustinos), comenzando a erigirse también en esta época la Iglesia de San Juan que posteriormente se convertiría en Catedral.

Durante el siglo XVIII, Albacete se encuentra estructurado partiendo de tres núcleos: Alto de la Villa, El Cerrico y la Cuesta, con el límite situado al norte de la ciudad, en la actual Autovía A-31. Los tres núcleos tenían una población de unos 8.000 habitantes, que durante la guerra de sucesión española tomarán partido por el futuro Felipe V de España, el cual, en septiembre de 1710, concederá a la ciudad el privilegio de una feria franca (aunque ésta ya se venía celebrando desde el siglo XIV).

Precisamente para este fin se acordará construir un recinto permanente en el paraje conocido como Santa Catalina, en las "eras" o "ejidos", situado al oeste de la villa (muy cercana al molino del acequión), en donde durante el siglo XVII se había establecido una comunidad de franciscanos que prestarán reticencia a esta actuación durante varios pleitos.

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